Monday, September 25, 2006

CÁNTICO TERRENAL

CÁNTICO TERRENAL

Quiero en mi boca de nuevo el sabor de la grosella

tostarme al sol

y parecer venado rojo

desde la roca en clavado tirarme al lago

y disfrutar de la cascada

Quiero a manos llenas toronjas y pomelos

limas y limones

y llevar a mi boca el mango rojo

que tronchaba de la rama

Quiero ver oler y sentir la melaza

de la caña crispando en el trapiche

Quiero andar en la memoria

los pasos del infante

y oler la cosecha y la seca del tabaco

Quiero de nuevo ser el príncipe

del aire y de las olas

y quiero el tiempo aquel no muy lejano

en el que a muchas doncellas hacia el amor ardientemente

como disoluto y frenético sátiro

Tal vez quiera la rudeza que se luce

en las peleas que se hacen a trompadas

en las fiestas quiero el trago de aguardiente

y si es preciso mandar al diablo

la inocencia la razón y la ternura

Quiero volcar la riqueza de mis genes

el poderío inmenso que fluye por mi sangre

lo que el acrisolado Caribe

le entrega a sus hombre y mujeres


Quiero la clara sonrisa

y para vivir la vida

las sencillas razones


Quiero los refinados movimientos

que le imprime mi cuerpo a su baile


Te quiero a ti en tu lado

y permanecer yo en el mío

y no me tientes Satanás

Yo te lo digo


Mon Dieu -gritaba Rimbaud-

y Pavesse .Il mio Dio-

y yo

Altísimo Señor

dejadme lo mío

quitadle el velo a mi visión rotunda

que desde el tiempo en que Tu aliento

creó el mundo

ejerzo un sacerdocio

mistérico y antiguo

y aunque mi boca hable el idioma

de un grupúsculo de mortales

y mi espíritu en su efímero exilio

se unte de barro

aún así hablo el idioma de las potencias celestiales


Con humildad te digo Señor

que libres se encuentran ya

los que iniciados

fueron grandes

y ahora están en tus círculos de luz

Krisna Rama Zoroastro Hermes

y sus delicias

sabiduría hicieron

porque para sabios ella

Y no se dará por oro -se dice en el Libro de Job-

ni su precio se dará a peso de plata

ni apreciada con abundante polvo de oro

con zafiros o precioso onix-


Y os digo

que lo que quiero cuesta

y lo que he tenido ha sido caro


Señor

sin vanidad

tal vez todo esto digo

porque aunque Soy no me pertenezco


Por eso quiero

los olores del incienso

y el absoluto aroma de las flores

la elasticidad de los ciervos

y del cielo de los chispeantes destellos

de la noche

quiero lo que no es mío

y aunque sea Tuyo un poco mío

a Ti Señor y a mí nos pertenece.

NUNCA MÁS, NUNCA MÁS

NUNCA MÁS, NUNCA MÁS



En medio del fragor de las bombas

los derviches merodean los palacios de Bagdad

el estupor se adhiere a los poros

las plegarias se fragmentan como granadas


Han pasado una y otra e infinitas noches

Aguanta una noche más Sherezade

Tu piel

tu sangre

tu espíritu

se renovarán con el fuego


Bagdad

aguanta una noche más


En las húmedas orillas del Eufrates y el Tigris

Eliot se revuelca entre ajos y zafiros en el fango

y en las cornisas de una morada blanca

Edgar Alan Poe escucha un graznido

que grita nuevamente

“Never more” “Never more”


Bagdad

aguanta una noche más



Ni sábanas blancas

ni bolsas negras de polietileno


Los niños mujeres y ancianos

que yacen en el suelo

son recogidos con las dentadas

palas retroexcavadoras

y lanzados a las volquetas

--herrumbrosas carrozas funerarias—

que atesoran montículos de muertos


Bagdad

tal vez no te quede otra cosa

que reconciliarte con la sangre y el fuego


Bagdad

aguanta una noche más


En sus plácidos jarales

Omar khayyam escanciará una copa de vino

y escribirá nuevas Rubaiyat

escribirá con tristeza y desasosiego

escribirá sobre astronómicas distancias

sobre máquinas de guerra

sobre el amor y el odio

cuerpos lacerados

sangre derramada

correntosa inocente y pluvial


Y allí

en Ciudad Zader

niños que en otros tiempos

corrían sonrientes entre los palmerales

redundan con sus cuerpecitos trémulos

con miradas lejanas

galopantes en otros reinos


Los cañonazos suenan

y caen abatidos los cuerpos

sangrantes

en la noche

Luego

son semillas diseminadas al alba

Forzosamente se cumple un antiguo mandato

-a la tierra lo que es de ella-


En el campo de exterminio

cerca de los ríos

tal vez los cormoranes pescarán piedras preciosas


¿Y qué puede ahora la palabra contra todo?

Contra la muerte y el hambre

la tristeza y el escombro

si están las balas segando las miradas

y el paisaje está siendo asolado por los tanques


Bagdad

aguanta una noche más


Qué puede la palabra

cuando la mirada explora

en yacimientos de dolor

es combustible la ira y la indignación

Y

en estos campos oficia el crudo y refinado arte de matar


La pupila se calcina

temblorosos los labios musitan

el silencio cabalga sobre vastos territorios


Qué puede ahora la palabra

qué puede mi pluma

qué puede mi deseo

qué puede este dolor.

Bagdad

aguanta una noche más.