MIENTRAS PENÉLOPE TEJÍA
MIENTRAS PENÉLOPE TEJÍA.
Mientras Penélope tejía
Odiseo en su aventura
soportaba furiosos asedios y pruebas.
Vio a los lestrigones destrozar sus navíos;
de tumbo en tumbo
arrojado estuvo por las olas
a las arenas de un caro y
desconocido islario;
a sus compañeros vio en las pocilgas
de las piaras;
la maga Circe lo recibió en Eea,
y lo salvó Hermes con sus hierbas,
de hechiceras pociones
y maléfico poder;
en Esqueria estuvo
cansado y poco tiempo;
en extraño procedimiento
visitó el Hades,
para escuchar de Tiresias,
amado de Perséfone,
las coordenadas de regreso
a Ítaca;
Calipso lo retuvo en Ogigia;
junto a los demás marinos,
tuvo que llevar a sus oídos
sus dedos,
para resistir el encanto de las sirenas;
y ya,
cuando su arribo hizo a puerto,
por la gracia de Atenea,
tuvo que meditar
en compañía del divinal Eumeo,
sobre la tensión del arco,
la puntería y velocidad de la flecha,
la sangre y la carnicería,
el final de un tiempo aciago,
y la feliz sonrisa
de Penélope y Telémaco.
(De la Plaquette: Rosario de Nueve Perlas)
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